Niños de la calle en Tambor de Puntarenas
En mis tertulias de la playa, llegue a conocer a la gran mayoría de las personas de este pueblo en el que decidí asentarme en Costa Rica, hombres por supuesto, puesto que las mujeres solo aparecen por allí en caso de que vayan acompañadas por sus parejas, y cuando lo hacen no se sientan con los grupos de hombres, sino que lo hacen en mesas aparte o se acercan a la playa, o solas con su prole pero a horas más tempranas de lo que yo lo hago. Los ricos, ¿ricos?, una vez satisfecha su curiosidad de conocer a un extranjero que habla su mismo idioma y que no es gringo, han dejado de acercarse por mi mesa (para mí es un misterio donde se reúnen si es que lo hacen en algún sitio). También es verdad que hay otra clase, para mi indefinida, a los que saludo todas las tardes, siempre sentados a las puertas de sus viviendas y que la única forma de verlos en lo que llamaríamos el centro del pueblo es en la tienda de comestibles.
Hace algunos días, me encontraba solo sentado en mi mesa, cuando se me acerco un chaval de entre veinte y veinticinco años vendiéndome unas zapatillas que según él son las que vendían en un hotel cercano pero que él lo hacia mas barato. Me encanto su forma de dirigirse a mí y la forma de hacer sus ventas. Rebosaba amabilidad, simpatía, pero lo que mas llamo mi atención es su forma de vender el producto; se le notaba una gran experiencia en estas lides.
-¿De donde eres? Le pregunto
-De aquí del pueblo
-No quieras engañarme como a un gringo, que conozco a toda la gente de aquí y a ti no.
-Bueno, en realidad soy de San José, pero vivo aquí.
-¿Dónde?
-En una cabaña junto al cementerio.
-¡No me digas que somos vecinos y no te conozco!
-Es que llevo tiempo fuera del pueblo (Me explica que anduvo en los pueblos turísticos de las cercanías)
-¿Vendiendo droga?
-Mala cosa esa. No, he estado en la construcción, pero por allí se ha dejado de construir (Estalló la burbuja inmobiliaria) y por aquí tampoco hay mucho trabajo.
-Tendrás pareja ¿no?
-No en la cabaña en la que vivo, estoy con otro muchacho y alguna que otra pareja pero estas no son fijas
-¡Una comuna... Vamos! No me entiende
-Cada uno lleva algo al final del día y a mi me ha tocado hoy el pan
Termino dándole algunos colones y se despide de mí con su exquisita amabilidad
Ayer lo volví a ver y le falto tiempo para venir a saludarme.
Hemos congeniado.
-¿Vendes muchas zapatillas?
-No ahora estoy dedicado a la pesca del trasmallo, pero con el viento norte que sopla no podemos salir.
-Me acercare por tu casa a veros
-Mañana espero y tendré preparado un ceviche y un pescado para comérnoslo. Estúpido de mí que no fui. Tengo que reconocer, que dentro de su escasez, lo comparten todo.
Esta tarde se me vuelve a acercar y no tarda mucho en recriminarme que se quedo con el pescado preparado y se sienta con nosotros. Yo lo estaba con Javier, con Rolo y con Carlos. Viene con su amigo Yocsan. No eran conocidos para Javier ni para Carlos y al ver que conmigo hablaban como si nos conociéramos de toda la vida, ellos también tratan de investigarles. La acampada ha sido en el manglar, hay cocodrilos pero no les importa porque disponen de una escuadra y de un machete, todas las noches encienden unas fogatas y la policía ha estado varias veces para echarlos. Según deduzco la panga y el trasmallo también la han tomado “prestada”.
Que tiene en común este Diego con Nelson, Jose, Oscar, Edwards, Javier, Luis, Raquel y tantos otros con los que me relaciono. Todos han sido hijos de la calle.
¿Motivos por los que llegaron a serlo? Son muy diferentes las causas; a unos no los reconocieron los padres (el padre), quizás el motivo que mas dolor les causo entre todas las demás, en otros la miseria en sus casas, los menos eran unos personajillos que veían que en aquel ambiente poco progresarían así que se escaparon en busca de una vida mejor, maltrato por parte de sus progenitores y resumiendo cada uno arrastra una historia.
¿Como les fue en esa vida? Pasaron miedos (uno duerme con una pistola bajo la almohada a pesar de haber pasado muchos años desde aquello), vendieron flores, papas, lotería, emigraron a Canadá, a la mas cercana Panamá, a Alemania, trabajaron en la construcción, ganaron dinero, uno es, en la actualidad, dueño de un hotel de cabinas, pero los mas cayeron en la puñetera droga y aunque la mayoría están por dejarla, les ha hecho perder un tiempo precioso y a otros los veo de difícil recuperación.
En su conjunto personas maravillosas, desprendidos y como dije anteriormente, todo lo que tienen lo comparten. Los puedes soltar con los ojos vendados en medio de cualquier lugar de Europa y no solo no se morirían de hambre sino que se les antojaría que habian despertado en el paraíso.
Doy por supuesto que Costa Rica no es Brasil, ni tampoco mi pueblo es indicativo de lo que pasa en el país, pero investigo un poco y algo va mal. En primer lugar ninguno de los que he citado nació aquí, y si aquí han recalado estos en cuantos otros lugares lo habrán hecho otros. Busco estadísticas pero hacerlo por estos parajes es como encontrar una aguja en un pajar, pero si encuentro este pdf, y en especial este articulo que a mi al menos me ha puesto los pelos de punta.
Búsqueda en Google de: Niños de la calle en Tambor de Puntarenas
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment