Procuro irme a la playa todas las tardes cuando calculo se aproxima la hora azul. A lo largo del año va variando, y en esta zona del planeta viene a ser entre la cuatro y las cinco. Hoy se me ha ocurrido poner una secuencia de cómo cambia, en este caso, el atardecer, en unos diez minutos (En la segunda incluso se ve un trozo de arco iris). Si ya ha comenzado la tertulia (no todos los das la hay) ya soy un experto en estar pendiente la interrumpo hago una, dos, según el día y vuelvo a seguir arreglando el mundo.
Tengo cientos de fotos tomadas, porque lo que sí es seguro es que no hay dos iguales. Pongo esta como una mas.
Cuando llegué aquí por primera vez pensé no había atardeceres tan bonitos en el mundo. Cuan equivocado estaba. Volví a España y desde mi casa pude observar que también eran preciosos, valgan como ejemplo las dos que anteceden. ¿Por qué antes no me había percatado de los mismos? Mi caso es especial, estaba con una depresión, y en lo que menos hace uno en ese estado es ver una puesta de sol, pero antes de la misma, lo pienso, y tampoco. ¿Cuál era la causa? El sistema. Nos tienen tan sorbido el seso que no ve uno tantas cosas bonitas como hay en esta vida.
El presidente Clinton, le dio fama a Granada, como no se la pudo dar ninguna agencia de publicidad, porque dijo que volvía allí porque recordaba el atardecer más bonito de su vida. Estoy seguro que no, los hay en todas partes, pero depende del ánimo y cómo ve uno el mundo. No se ve igual siendo un estudiante, que siendo presidente de Estados Unidos y bastante menos si estaba pensando en Irak.
Búsqueda en Google de: Atardecer en Bahía Ballena. Hora azul
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