La Leishmaniosis de la Penca
Mi posoperatorio, va bastante bien. Me duele bastante al miccionar (mear) como consecuencia de la dosis de Mitomicina que me metieron en el hospital, pero no es solo el posoperatorio el que mejora, sino que las neuronas van cogiendo su actividad, no sé si como consecuencia del antidepresivo o porque toca.
Estando en Costa Rica, me dijeron que a la Penca le había picado el mosquito Phlebotomus, y que le había trasmitido la Leishmaniosis. La verdad es que no sabía del tema.
Cuando volví vi que la Penca no era aquella que no me dejaba baldear porque quería morder el chorro de la manguera. La notaba triste y en especial la notaba cansada, siempre tumbada, pero cuando había que defender su terreno era ella la que primero daba la voz de alarma y le seguían el Fideo y el Kiko. Vamos que sigue siendo la matriarca, pero al levantarse se veía claramente que le fallaban las articulaciones (algo así como artrosis). Tiene unos ocho años, cara envejecida, y lo veíamos como normal.
Tengo que decir que en su día ya le pusieron su tratamiento.
Anteayer, estaba tumbada junto a mí y observe que se orinaba (Incontinencia).
Ayer María se fue a Marbella, y le dije a Jose de llevarla al veterinario. Puso pegas como que estaba muy sucia, a lo que dije que se jodiera el veterinario, y al final la llevamos a la clínica. Un buen rato de espera y cuando la subimos a la mesa en la que auscultan a los animales, el veterinario ya nos dijo que eran síntomas de la Leishmaniosis. Jose le explicó la historia de la misma, pero nos vino a decir que estos perros mientras duren ya están marcados por la enfermedad, que les va atacando al hígado, al bazo y a los riñones, aparte de articulaciones y otros. Le saco sangre para analizarla y ver el estado de estos órganos y le puso una inyección para la incontinencia. Volveremos dentro de cuatro días para ver los resultados y ponerle tratamiento.
La verdad es que fue la primera que me acompaño durante mi depresión y le tengo bastante cariño.
Por otra parte con tanto animal domestico los veterinarios se están poniendo las botas. Cincuenta euros por la visita, vamos más caro que si se tratara de un humano, pero dejarla morir como un perro tampoco me hace gracia. Al menos el tiempo que dure, intentaremos paliarle sus sufrimientos, aunque es curioso que estos bichos no se quejan.
Como siempre también me cabrea la dichosa industria farmacéutica. No acabo de creerme que no hayan descubierto una vacuna. Es más rentable tener al animal durante un tiempo, quizás años, en tratamiento.
Esperemos que mejore y pueda pasar el final de su vida al menos ejerciendo de matriarca.
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