Después de la crisis, vendrán tiempos mejores. Esperemos
En mi anterior blog quedé convencido de que lo escrito tiene múltiples interpretaciones, y esto viene a cuento de que ya me han dicho a raíz de lo que escribí en mi entrada previa, alguien me dijo algo así como que llevo razón, que es una vergüenza que habiendo tanto parado, los españoles no vayan a la recogida del ajo. En realidad el titulo de la noticia que puse de la Cadena SER, ya era una crítica. Si yo estuviera en el paro, cosa que no es así, antes me iba a atracar bancos que estar de sol a sol recogiendo ajos en una postura que no se cómo coño no acaban con un lumbago para toda la vida, y después para cobrar veinte euros diarios (al menos es lo que puse). ¡Vamos!, para café copa y puro.
Cuando era un crio, y por las mañanas, bien temprano, me dirigía a la academia (en mi pueblo por aquel entonces no había institutos), donde estudiaba bachiller, pasaba por la puerta de uno de los ricos/caciques que en él había, y en su puerta esperando quince o veinte personas. Salía el capataz, no el cacique, y me acuerdo perfectamente que se dirigía a ellos diciendo: tu, tú y tu, para tal finca, tu para tal otra y para los demás no hay trabajo. Con mi corta edad, sentía vergüenza ajena.
Lo anterior, con algunas variantes se está dando otra vez. No lo hacen en la puerta del señorico, y tampoco son españoles, sino inmigrantes, se reúnen en una plaza, llegan unas furgonetas y cogen a los trabajadores que le interesan y ¡hala!, a trabajar al mercado negro.
Le echamos la culpa de lo que está pasando, a los bancos, a los mercados, a los políticos y a todo quisqui que se ponga por delante, pero nadie reconoce que estos elementos nos fueron metiendo en la cultura del despilfarro y o somos tontos y no nos dimos cuenta, o nos lo hicimos. No hace falta ser muy listos para darse cuenta de que si en mi casa hay unos ingresos mensuales de mil euros, no me puedo gastar mil quinientos, y si lo hago un mes, por causa mayor, los siguientes tengo que apretarme el cinturón y ahorrarlos. No, aquí no: que el vecino se compraba un BMW, yo un Audi, si se compraba una segunda vivienda en el pueblo de al lado, yo un apartamento en la playa. En el escalafón, le siguieron los Ayuntamientos; si Guájar Faragüit, se había hecho un polideportivo, el alcalde de mi pueblo nos hace otro pero con piscina climatizada incorporada. Sigamos con las comunidades haciendo aeropuertos en que no aterriza una puñetera avioneta, y el gobierno AVEs en el que se meten diez pasajeros diarios.
Para nada estoy de acuerdo que para hacerle la competencia a China nos retrotraigamos a épocas pasadas en las que pasé vergüenza porque unos trabajadores esperaban a que el señorico de turno tuviera a bien regalarles una jornada de trabajo (eso sí, pagada).
Me extendería pero no acabaría. Únicamente dejar claro lo que quería decir en mi entrada anterior, a la que etiqueté De cachondeo.
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