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Cansancio extremo o somatizando el dolor del alma


Hace unos días, ni quiero saber cuantos, algo empezó a ocurrir en mi soma (totalidad de la materia corporal de un organismo vivo) que no llegaba a entender. De mi afán aventurero, pasé, en un corto espacio de tiempo a una inapetencia y a un cansancio que no era normal. Solo se me apetecía estar en la cama y a la hora de comer un verdadero sufrimiento.
Una mañana, sin venir a cuento, tengo una diarrea negra asquerosa, y tenía la completa seguridad de no haber comido algo que me sentara mal. Vanessa llevaba unos días diciéndome de ir al medico, pero no se el por que solo pensaba en el Seguro Social, las eternas esperas y lo que por aquí cuentan de que tengas lo que tengas, siempre te mandan la misma medicina, y ese día me convenció diciéndome de que en Cóbano había un medico particular. Mas que un medico particular, es una empresa privada, con sus UVIs móviles, médicos, practicantes e incluso helicópteros en caso de emergencia. Todo esto previo pago, y sobre todo utilizado por los gringos aquí existentes que no son pocos.
Al llegar allí, me avivo, cosa que ya me ha ocurrido otras muchas veces que me he encontrado mal. Doy por supuesto que a nadie le gusta lo vean hecho una piltrafa.
Mientras el médico atendía a alguien en la consulta, en la sala de espera, me toman la tensión, la temperatura y me pesan, aparte de rellenar un historial mío.
Paso a consulta y lo primero que me pregunta es desde cuando no me han hecho un chequeo general y mientras le voy explicando lo que siento y que ya he descrito al principio, el me va haciendo un escrito. Cuando acaba me dice que para el y con mi edad ese chequeo seria imprescindible, que me lo debía hacer como mínimo cada año y que el no gana nada con eso. Le pregunto y me dice que en Cóbano no me lo harían y que como mínimo tendría que ir a Puntarenas. Ni arrastrando voy allí tal y como me encuentro, le digo.
No te estreses, cuando puedas y como te digo es que te aconsejo que te lo hagas.
Algo me dijo que en esta edad es normal vigilar el cáncer de colon y algunas cosas más que me parecían muy lejanas.
¡Cojonudo, en Costa rica utilizan la medicina preventiva cosa que no hacen en España! El médico de cabecera lo máximo que me ha mandado es una analítica de sangre.
¿Has tenido algún problema psíquico últimamente? Me sorprende la pregunta, pero acabo contestándole que si, que la muerte de mi mujer me llevo a un pozo muy profundo y que el principal motivo de volver a Costa Rica había sido el salir del mismo. Pues bien, ahora estas somatizando ese dolor. He de aclarar que la medicina oficial no reconoce las somatizaciones ni esas gaitas. Me tumba en una camilla y me chequea por la parte del estomago, los ojos, los oídos y vuelve a tomarme la tensión porque la tenia alta.
Mientras sigue escribiendo hablamos de medicina en general y veo que no es ningún novato a pesar de su edad, veintiocho años. Criticamos a los políticos y a la venta de medicinas en este país.
La verdad es que me traigo una muy buena impresión de él. Es medico cirujano y me dijo que seguía estudiando porque definitivamente lo que a el le gusta es la ginecología.
Me vengo cargado de medicinas para un mes y al llegar, pago la fortaleza que saque durante la consulta tirándome en la cama como si hubiera chapeado la finca de los Pérez.
Ya aquella noche me tomo un psicotrópico que me hace dormir más de doce horas. Creía que después de tanta cama estaría descansado, pero todo lo contrario, estaba totalmente agotado.
Así sigo al otro día y al siguiente, por lo que lo llama Vanessa y le dice poco más o menos que no iban a ser las medicinas de San Fernando, que empezaría a notar los efectos a los ocho o diez días.
Deje de escribir mi diario y he tenido que recurrir a la computadora. La visita fue el día 30 del mes pasado y parece que estamos a 5 de Agosto. ¡Que días más largos!
No se el por qué pienso que me ha pasado de todo en esta vida, pero esta enfermedad jamás. ¿Enfermedad? No me duele nada, no siento ningún síntoma que me pueda guiar a alguna parte enferma de mi cuerpo, solamente cansancio extremo. Helena ya me ha insinuado hacerme el Chi o el Ki, según lo digan los chinos o los japoneses.
Algo iré mejorando cuando he sido capaz de darle al teclado, pero la cosa es desesperante. Hasta he dejado de ir a mis tertulias/atardeceres y bastante más a darme esos paseos mañaneros por los bosques cercanos.


Ayer, algo me reanimo el tener entre mis manos una hermosa iguana.


Y hablando de las experiencias, me acuerdo de lo que un día escribí sobre los y que daba por hecho que habían desaparecido, pero no, son ancianos hijos de puta que lo tienen todo en la vida, llamémosle banqueros, y que ansían otras cosas, como el poder absoluto sobre el mundo a base de joder a toda la humanidad.

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