En realidad el asunto comienza dos días o tres antes del cumpleaños propiamente dicho. Que yo sepa se dan dos viajes a La Esperanza. El primero a tratar la compra del chancho, que luego resulto ser cancha. Segundo con un remolque a por ella, pero por tal autopista, el remolque se escoña, así que al siguiente, reparación del remolque y traída del pobre animal. Según me cuentan la velocidad a la vuelta es de un promedio de 10 Km/h.
La chancha entra en capilla, y al día siguiente a las seis de la mañana ajusticiamiento y preparación de lo que serían los interiores, sesos, hígado y demás con una salsa que estaba riquísima.
Viaje a la playa a por leña y sobre las cuatro de la tarde preparación de la fiesta propiamente dicha: mesas, asientos, colocación de bebidas duras y a hacer un fuego en el que se prepararía lo que es la carne propiamente dicha. Conjeturas sobre si llovería o no, cosa que al final llueve, razón por lo que hay que trasladar el fuego bajo techo.
Ya todo preparado a ducharnos y a vestirnos de fiesta. Estaba anunciada para las siete, pero ya van llegando invitados.
Llega Miguel con su equipo de música y lo instala, hay que animar la fiesta. Ya a esta hora había algunos estómagos, más llenos de Imperial que de carne.
La verdad es que no esperaba tanta gente. La chancha pesaba unos sesenta kilos (1.400 colones el kilo) o sea que supongo que lo que es carne no faltará. Aparte de la cerveza había bastantes botellas de Guaro, ron, whisky y otras. Hay quien prepara una sangría.
Algunos se animan a bailar aunque son los menos.
Llega el apagado de las velas y la verdad es que a partir de aquí la mayoría de los invitados se van yendo, aunque llegan los rezagados.
Al menos yo a las diez de la noche, me voy a la piltra.
Día siguiente: Recogida de basuras. Fregado de cacharros, baldeo, y hasta el año que viene.
Búsqueda en Google de: Cumpleaños de Vane y de Vero y matanza de una chancha
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