Un día en familia y la educación de los niños
La verdad es que no sé si fue porque mis neuronas quieren llevarme la contraria, y basta que escribiera la entrada anterior (debía ser bastante negativa porque María me regañó por ella), para que ayer me levantara hecho una prenda. Primera faena después de desayunar: limpiar con la máquina de presión el fondo de la piscina para su pintado. Paré al medio día para comer y después de mi sagrada siesta continué hasta acabarla. Pero no acabó aquí la cosa, junto con mi hijo lavé a los perros [olían a cabra muerta (nunca comprenderé la manía de los perros de restregarse con los malolientes cadáveres de todo bicho que encuentren)], y después baldeé el porche. Hubiera acabado el día contento a no ser por Jose que se empeño en darle un castigo ejemplar a Jorge por haberle tirado una piedra a un coche que pasaba por el camino. No conocía yo esta faceta de Jose. Los llantos se escuchaban en la Conchinchina. Uno empeñado en que el castigo se llevara a cabo y el otro aumentando los decibelios de sus berridos cada vez mas. Yo cada vez paso más de estas labores educativas. Que trabajen los padres.
Hoy aunque sabía de la visita de mi hermano Manolo, no terminaba de creérmela, pero hasta cierto punto temprano, aparece con David, su mujer y la hija de ambos. Nos sentamos en el porche, hablamos, en especial rememoramos pasajes de nuestra niñez, y muy bien. La verdad es que me hacía falta no solo hablar sino salir un poco de mi ascetismo.
Un poco más tarde aparece Eva que es la encargada de hacer las migas. Llegado este momento, se hacen dos grupos, el de las mujeres en la cocina, y la de los hombres, unos haciendo lo que le salía de los cojones, y otros viendo las carreras de motos (Si, ya lo sé, puro machismo).
A comer. Se pone la sartén en la mesa y los diferentes platos de acompañamiento. Cada uno se echa en su plato su ración y vamos comiendo. Se van perdiendo las tradiciones; toda la vida se han comido las migas en la sartén y los acompañamientos se han echado encima de las mismas.
Aunque se me ha jodido mi sacramental siesta, ha venido la sobremesa con mi café y la verdad es que ha sido muy agradable. Hemos hablado sobre lo divino y lo humano hasta que ha salido el tema de bin Laden (después miraré si en castellano es bin o ben.
Apostaría que es ben). Un hombre con los riñones jodidos que cada dos días tiene que hacerse la diálisis, es imposible que no estuviera localizado por la CIA. Manolo a favor de esta teoría y David en contra. No ha llegado la sangre al rio.
Un día muy agradable.
Llega la hora de irse. María que tiene que ir a Marbella a llevar a los niños, y de camino llevar a Eva a su casa (No sé de donde coño saca las fuerzas esta mujer. Un día le dará un infarto).
Por cierto, Manolo, aquí te pongo una imagen de la dichosa maquinita (como veras no se puede llevar en el bolsillo) y un enlace para que veas que no somos nosotros los únicos que pensamos así.
Búsqueda en Google de: Un día en familia y la educación de los niños
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment